Tu mirada es tan intensa
cuando en silencio me miras,
que pasara por tu mente
con ese brillo y sonrisa
que te relaja la cara
cuando tocas mi rodilla
y recargas tu cabeza
siempre que me ves tranquila.
Algunas veces tu llegas
y con tu lengua sin prisa
me vas despertando lento,
entre caricias divinas
provocando que te abrace
de manera primitiva,
aunque te duelan los huesos
y sofoque tu barriga.
Tus gemidos me doblegan,
cuando estoy en la cocina
muevo aprisa las cazuelas,
porque ya es una rutina
cuando hueles alimento
se te alborota la tripa.
Las dos somos coetáneas
con dolencias matutinas.
Desde que estas en mi mundo
mi vida es más divertida,
aunque ya estamos cansadas
tu nunca pierdes tu chispa,
Kiara mi perrita noble
tienes gracia y simpatía.
J. Eugenia Dàz M.