Huellas gastadas

Me tuve que colgar de los recuerdos
al caminar las huellas tan gastadas
que dejaron mis pasos sin memoria
y ausentes de colores los paisajes.

martes, 24 de abril de 2018

"El futuro"Dueto: Julio Cortazar & Eugenia Díaz

Y se muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.

Estaré, recargada en la esquina 
que tu memoria  guarda,
cuando con emoción y temerosos
dejamos nuestras huellas en aquellas baldosas
cómplices del encuentro, de dos almas
perdidas que ese día se encontraron.

No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.

Estaré eternamente,
cuando al cerrar tus ojos te encuentres con los míos,
con ese anhelo dulce de escribir nuestra historia,
estaré en el sabor del jugo de naranja,
en el murmullo sordo de la gente
de las cafeterías.
Estaré en el silencio de tu boca
que custodia el sabor de aquel beso robado.

Me enojaré
amor mío
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.

Yo sentiré tu enfado en la distancia
y el aire me traerá la angustia de tu espera,
susurrando a mi oído tantas palabras tristes
pero llenas de amor.
Entonces vida mía, yo enlazaré mi sueño
para soñar contigo, para estar junto a tí
en nuestra nebulosa.

Y se muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.

Estaré, como estás,
donde el pulso nos late cuando entre las personas
creemos encontrarnos.
Estaré, como estás,
presos en la quimera con dolor agridulce.
Seguiré en aquel verso que una vez te escribí
y en aquella canción que triste me cantabas,
llamada coincidir.

( Se que es un atrevimiento de mi parte intentar hacer un dueto con los versos del excelente poeta Julio Cortázar, pero me encantan sus poesías y esto es lo que logre elaborar.)

J.Eugenia Díaz M.

jueves, 12 de abril de 2018

Soneto No. 2

Te veo sumergido en el sillón,
divagando en tu mente sin descanso.
Ni siquiera un tabaco ya disfrutas,
reflejas amargura en la mirada.

Solo el televisor barre el silencio
y enmudece los ruidos de la mente
de aquellos jovencitos del ayer
que dejaron pendientes sus quimeras.

Haciendo un buen   balance "te aseguro "
renacerá en tu cuerpo el frenesí
y un beso tembloroso entre tus labios.

Sacúdete el pasado con sus sombras 
y siente cómo floto a la deriva,
sin encontrar la calma de tu puerto.

J.Eugenia Díaz M.

lunes, 9 de abril de 2018

Necesito decirte

Tal vez no necesites que te diga
que cambiaste mi vida para bien
y con mucha paciencia  me ayudaste
a salir de la niebla hacia tu luz,

me llevaste a tu costa como un faro
en donde yo descanso desde entonces,
aprendiendo los dos a crecer juntos,
muy llenos de pasión y de vigor.

Tomados de la mano prometimos
cumplir y trabajar por nuestras metas,
sellando la promesa con un brindis.

Y hoy estamos tranquilos en la playa,
después de navegar por nuestro ambiente
con un mar de altibajos sin reposo.

J.Eugenia Díaz M.

viernes, 6 de abril de 2018

Desintegrados.


La vida se desliza como un rayo de luz en la oscuridad, para dejarnos en el inicio de un laberinto, donde nos detenemos sin saber si entrar o quedarnos hechos un ovillo, porque presentimos que puede llevarnos hasta sus raíces y atraparnos junto con los ángeles y demonios de nuestros antepasados.

Mientras nos encontramos indecisos en la entrada, nos impulsan y caemos. Unos de pie, otros de cabeza y hasta de culo. Al irnos deslizando, poco a poco, la vida nos va desintegrando el cuerpo y la mente con que fuimos creados, en partículas que se van quedando en el fondo, en el punto final donde volvemos a ser nada.

La oscuridad nos envuelve, nuevamente, en un placentero frío donde flotamos sin una coordenada. Somos un punto que gira siguiendo el atrayente tintineo de la muerte, que se acompaña de pequeños destellos coloridos, simulando la ciudad de noche en la que nos perdemos.


J.Eugenia Díaz M.