Han sido derribados el total de mis sueños
como un débil castillo de naipes malformado.
Tiritando en el suelo semejan avecillas
sin plumas y sin nido.
Destruyeron mis sueños;
se escurren de mis dedos sus cenizas
sin canticos ni arrullos,
y yo aquí en esta cueva tan oscura
cansada de mis labios sin palabras,
con manos entumidas por los puños cerrados
y este deseo inmenso de que mi alma se apague.
Aunque la luz del mundo me haga ruido en el aire
y allá en la lejanía
resuenen las campanas queriendo convencerme
de que vuelva a creer.
¿Es que no ven la llama que se extingue
que ya casi no existe; la esperanza?
las risas se murieron
al volver las angustias a teñir mí presente
como un débil castillo de naipes malformado.
Tiritando en el suelo semejan avecillas
sin plumas y sin nido.
Destruyeron mis sueños;
se escurren de mis dedos sus cenizas
sin canticos ni arrullos,
y yo aquí en esta cueva tan oscura
cansada de mis labios sin palabras,
con manos entumidas por los puños cerrados
y este deseo inmenso de que mi alma se apague.
Aunque la luz del mundo me haga ruido en el aire
y allá en la lejanía
resuenen las campanas queriendo convencerme
de que vuelva a creer.
¿Es que no ven la llama que se extingue
que ya casi no existe; la esperanza?
las risas se murieron
al volver las angustias a teñir mí presente
J.Eugenia Diaz M.