Todo llega a su tiempo
y tú has llegado justo
cuando estaba
extraviada del camino indicado,
cuando con pasos
lentos caminaba entre espinas
por ese laberinto
oscuro del destino.
Amor, tú me
encontraste y viste ese destello
que dentro de mis ojos
ya se estaba apagando,
me tomaste las manos
encendiendo un fulgor
que nos envolvió
juntos como una enredadera.
Admire tu paciencia,
tu lucha por amarme,
cuando con insistencia
remabas hacia mí,
mientras yo me alejaba
flotando a la deriva
en las espesas aguas
de hastió y desesperanza.
Me deje rescatar, me
abandone en tus brazos
sintiendo estremecerme
cuando el fuego en tu boca
incendiaba la mía volviéndome
a la vida,
fue tanta adrenalina
recorriendo mis venas
que me hizo comprender
que eras mi complemento
en mi tiempo y espacio para toda la vida.
J. Eugenia Dìaz m.
Un sensible poema...
ResponderEliminarAbrazos Eugenia.
Hola Ernesto, gracias por tu visita.
EliminarAbrazos.
Que bonito Eugenia, encontrar a alguien que sea tu complemento, que te coja de la mano y te acompañe por los caminos de la vida para que no te pierdas...
ResponderEliminarMuchos besitos, linda amiga.
Hola mi querida M. Roser, asì es somos afortunados los que podemos encontrar en al vida a nuestro complemento.
EliminarBesitos hermosa.
Un bello poema en el que, además del amor, se desprende el agradecimiento por ser amada.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Euge.
Mi querida Mirella, gracias por tu cálida compañía y comentarios.
EliminarBesos y abrazos.
Abandonarse es una forma de elegir, así también dejar que las cosas ocurran sin forzar nada. Hay sabiduría allí, aunque en este universo dual las cosas pueden salir bien o mal.
ResponderEliminarPero si lo que ocurre nos dá el oxígeno que nos faltaba, bienvenido sea.
Abrazo.
Hola Navegante, gracias por tu visita y la compañia de tu comentario.
EliminarAbrazos.
Buen domingo Eugenia.
ResponderEliminarAbrazos.
Hola Ernesto, gracias igualmente espero hayas disfrutado tu fin de semana.
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