Cuando hemos caminado
un buen trecho de la vida,
se queda en algún
hueco de una esquina, las notas
de la canción mas
triste que te dejo tan rota,
y en la banca de un
parque la mirada perdida.
Y sigues la tarea de
tu destino herida
cuesta arriba llevando tu osario de pelota,
como un jodido juego
por horas que acogotan,
aún sin epitafio
esperando la salida.
Por esas calles solas
se instala tu presencia
y en el añejo moho se
queda como costra
la vivencia indigente
de un alma que se postra
y saca lagartijas
limpiando su apariencia.
Y sigues de subida el
sendero con paciencia
para salir de tú purgatorio
con derrota
y así quedar en calma
permanente, sin sombra
que revele ni
espejo refleje tu existencia.
J. Eugenia Diaz M