Lo cementerios llenos e inundados
de aguaceros salados por la pena
de las terribles muertes en cadena
que dejan los hogares silenciados.
Vagas por los rincones más cerrados
llevándote las almas sin condena,
en soledad, sin aire y por docena,
¡ya para por favor! son demasiados.
Te recuerdo, te tengo muy presente.
Arrancaste a mi hija de mis brazos
llevándome a lo oscuro en su mirada.
Hoy arrasa tu oleaje con la gente
dejándoles la vida hecha pedazos,
débil,sin esperanza y asustada.
J.Eugenia Dìaz M.