Te expulso de mi centro, mi fantasma,
te saco al extranjero cuerpo que ve el mundo,
percibe el equilibrio que nos brinda
el yoga y el tai chi
Querían verte con vida.
Camina muy sonriente con ritmo en tus caderas
y reto en la mirada. Ve cerrando las bocas
que a tu paso abrirán y degústalo lento,
como un postre muy dulce.
Ve sorprendiendo a todos,
a los que no recuerden lo fuerte que tu eras
y no bajes los brazos, aunque vayan tus pasos
sobre un delgado alambre.
Dale pelea al mundo y a los que se te enfrenten.
Respira el aire nuevo.
Que tu grito se escuche como cuando eras niña,
únete a las gaviotas y golondrinas muertas
para ser mi tótem y empuje en la palabra
de sîlabas inertes.
Que no te atemoricen los ojos encimados.
Cúbrete con la capa sutil de indiferencia
y afila bien tus dagas, ya no eres un espectro.
J.Eugenia Dìaz M.