Regresas y me atas.
Nuevamente deslizas lo helado de tus gotas
congelando mi cuerpo
que soporta de pie
tus continuos embates.
Haciéndome querer
parirme nuevamente
sin dolor y sin miedos, viviendo un ciclo corto,
esta ves yo te reto,
no me importa que fluyan de mis ojos cascadas
que carcomen lo poco que me queda,
no podrás derrumbarme.
Todavía hay caminos
que debo recorrer
me falta perdonarme,
aceptarme y quererme
caminar hacia el sol
para mudar la piel que
tiene mi alma enferma.
Aún sigo parada,
mientras se desmorona
el puntal que sostiene
lo que mueven mis pasos,
viendo morir lo viejo
que no retoñará.
J.EugeniaDíaz M.