Huellas gastadas

Me tuve que colgar de los recuerdos
al caminar las huellas tan gastadas
que dejaron mis pasos sin memoria
y ausentes de colores los paisajes.

sábado, 29 de mayo de 2021

Sin drama.


 

Sentada en los escalones

deje el merengue, sin drama;

daba alas a mis pies

casi todas las mañanas.

Yo me fugaba sin tregua,

sin llevar carga en la espalda

bailaba como ejercicio,

dejaba de ser fantasma.

 

Ahora no salgo, llueve

y veo crecer las plantas,

mientras bordo servilletas,

queriendo ser una maga

y así parar la tormenta

que barrunta en mi garganta.

Es preciso detenerla

con una cerveza helada.

 

Perderme y cerrar los ojos

mientras bailo una bachata,

sentir que soy una nube

que viaja hacia la montaña,

absorber su resistencia

y traerla en las entrañas

para plantar la semilla

de sosiego en la muralla.


J. Eugenia Díaz M.

viernes, 21 de mayo de 2021

Ella, la que vive en el espejo


 

Esta ahí, vive dentro del espejo

y ve cómo sofoco sentimientos,

aullando entre silencios mis lamentos

en noches de un presente que ya es viejo.

 

Ríe de mi paraguas gris añejo

que no cubre dolor ni pensamientos,

olor a medicina y tratamientos,

se burla de la lluvia en mi pellejo.

 

Me señala el atajo, la salida,

mas decido quedarme en el lugar

donde soy paliativo y buen soporte.

 

Deseo ser su lámpara encendida,

esperanza, alegría y bienestar,

aunque en este proceso me recorte.


J. Eugenia Díaz M.

sábado, 8 de mayo de 2021

No pude regresar.


 

No pude regresar a mí, ya no tiembla mi cuerpo

me perdí en la ciudad del desengaño

en el cruce de calles, amargura y traición,

se congelo mi cuerpo y brotaron dos hielos,

de una mirada triste.

 

No puedo regresarle la pasión a una piel

con escarcha, los puentes están rotos,

aunque tomes mis manos y digas que me amas

el daño es perdurable.

 Seguiré junto a ti con paso emparejado

nuestro destino unido.

 

Juntando los recuerdos, los miedos y fantasmas,

decepcionados viendo pasar los días

en la casa que escurren los silencios,

tan irreconocibles, viejos y cabizbajos,

tú, con la espalda encorvada,

yo, un maniquí quebrado.


J. Eugenia Díaz M.