Navego con los remos
guardados en el bote
para tratar de armar
el viejo puzle,
las ondas en el lago
me lo impiden
cambiándome los
rostros y el paisaje.
Para volver a casa necesito
recopilar mis sueños,
luchas y tristezas
y no logro formar
ninguna imagen,
estoy hecha de mil
debilidades
ya no sale ni un rezo
de mi boca,
pues se me hincho la lengua y seco la garganta
de tanto que he rogado
regresar.
Ella esta ahí
esperando
siento su aliento
helado rozándome los dedos,
provocando un anhelo
incontrolable a mis pies,
me pide que ya llene
mi maleta
para poder llevarme de
regreso.
Debo rebobinar una a
una las vivencias
guardando cada trozo
desgarrado,
los destellos de risas
para encender mi alma
y poder convertirme en una nueva aurora.
J.Eugenia Díaz M.
Bonito poema, Eugenia. Muy sentido... Bellas palabras!
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Ernesto, que grato es tener tu visita y compañia.
EliminarGracías por estar, saludos y un gran abrazo.
Hola Eugenia,
ResponderEliminarMe han encantado los dos últimos versos. La risa es medicina para el alma, el corazón, el ser.
La risa da comienzo a la nueva aurora, a un nuevo día, a un nuevo ciclo, a todo lo nuevo.
Besotes.