Entre las ramas secas de aquel anciano sauce
cuelgan los esqueletos de las horas pasadas
y nada los separa de
la bruma
que habita en sus recuerdos
Su tronco sigue fuerte cubierto de corteza,
sus grietas son las huellas de todas sus vivencias
un tesoro pegado en sus raíces
Si lo ves inclinado
con sus frágiles ramas
rozando por el suelo,
no es por que esté vencido,
agradece a la tierra quizá un poco lloroso
su vida y el abono impregnado de aromas
que le engrosó su tallo
y le otorgó de alma.
J-Eugenia Díaz M.