Huellas gastadas

Me tuve que colgar de los recuerdos
al caminar las huellas tan gastadas
que dejaron mis pasos sin memoria
y ausentes de colores los paisajes.

lunes, 30 de julio de 2018

Un conjuro


Voy rozando el presente con los dedos
sin salir de la niebla hacia el futuro,
son pesados mis pasos y alto el muro,
pues son fuertes las  raíces de mis miedos.

No los he exorcizado ni con credos,
si tuviese la ayuda  de un conjuro
con su mágica luz yo los depuro.
Desanudando ayeres sin enredos.

Entonces podría verme en la frontera
vestida de  agua fresca con olivo
fluyendo en las baldosas sin roturas

como si un mundo nuevo me pariera
en un ahora siempre positivo,
sin grietas, sin figuras ni amarguras



J.Eugenia Díaz M.

viernes, 27 de julio de 2018

Sacudiré lo oscuro


Me pondré el overol,
sacudiré lo oscuro que me entinta la piel,
para volver a ver  con los ojos lavados
que hay de nuevo en el mundo,
y a los rayos de  sol a través de una prisma.

Me tomare un descanso frente al mar que me acuna,
con los brazos al cielo iré absorbiendo el núcleo
 de árboles en mi entorno

Intentare volar aunque sea en  mi mente,
porque nací con alas pero no me enseñaron
como se hace el ascenso.

Sobre un mar de colores de alegres margaritas
daré vuelo al columpio
que me habrá de llevar al lugar paralelo
donde viajo ligera a lugares remotos,
en donde  allí disfruto  tranquila de un café
mirando pensativa pasar a las personas
perdidas en su mundo.

La vida se diluye y ahora es que aspiro
a caminar descalza sobre alfombra de flores,
trotar con mi mascota libre como las aves.

Aprovechar el tiempo haciendo lo que quiero,
envolverme completa entre las mariposas,
desanudar palabras y ponerles volumen,
Llorar, cantar, gritar aunque me vea la gente.

Amarme y respetarme
y ya no permitir que empañen mi camino.


J.Eugenia Díaz M.

viernes, 20 de julio de 2018

Fisuras


Este cuerpo cansado es como una cabaña
con los troncos resecos, maltrecha su estructura
fisuras por doquier  por donde ya se fugan
alientos de mi vida.

He sentido partir en un vuelo ligero,
pero un hilo muy fino me retuvo el latido,
con labios congelados, cráteres en los ojos
desierto en la memoria
y una inmensa tristeza por provocar dolor.

Alfabeto en mi boca prendido de alfileres
que en lugar de palabras salía de mi garganta
una tos que arrasaba a la mujer que habita
sin ganas de luchar, en mi interior.

Se me han ido cerrando las  ventanas y puertas
apagado las luces
y como papalotes he visto yo a mi gente
volando allá en lo alto,
no he tenido la fuerza para emprender el vuelo
y poder alcanzarlos.

J.Eugenia Díaz M.