Huellas gastadas

Me tuve que colgar de los recuerdos
al caminar las huellas tan gastadas
que dejaron mis pasos sin memoria
y ausentes de colores los paisajes.

lunes, 28 de mayo de 2018

Insomnio


No consigo dormir  bebiendo  Serena-Té
o tomando pastillas Simipaz 
para vencer insomnios.
Mis ojos  en alerta continua se desgastan
y me agotan.

Me levanto bebiendo a grandes sorbos
voces que van cortando mi garganta,
y  continuas pisadas que el tic-tac
del reloj se ha tragado
y espero en un silencio sepulcral
que aparezca la luz que me habrá de procrear
otra vez este día, regresando al combate
arañando la vida.

Mientras le voy zurciendo 
las tantas rasgaduras a mi alma
sin conciliar el sueño, me rebelo a la aurora
con su trinar de aves,el claxon de los coches
las prisas de los niños, y a el aroma a café
recien hervido.
Sonidos del vigor de los que duermen
y yo desfallecida con esta somnolencia.










J.Eugenia Díaz M.

miércoles, 23 de mayo de 2018

Lluvia intermitente



Nuevamente las nubes descargan gotas imperceptibles, que van empapando, tímidas, el entorno soleado de la casa, queriendo aligerar las penas y tristezas disfrazadas de arlequines.
Es en esa casa en donde, ella  cada vez se pierde más  en donde sólo es como una luz de  vela parpadeando sin alcanzar a iluminar su  entorno, en la  que solo en las paredes brillan  letras de historias inconclusas  con  sueños muertos y sepultados.
Le da rabia la vida que otra vez la derriba rompiendo la sonrisa que había recuperado;  es una guerra sucia porque nació sin armas y no tuvo el calostro para tener la fuerza.
Se ha vuelto a congelar, se pone  un antifaz y una mueca sonrisa, se introduce  en las cuevas que habitan su mente en donde ella se pierde y aleja del presente, en  donde no es ni madre, ni  esposa, tampoco es la hija. Solo es esa chica que soñaba viajar y dejar a su paso su equipaje  cargado de tristezas y adquirir otras maletas con nuevos souvenirs de vivencias más gratas.
Se va en busca de ella;   toma su mano y vuelve a sonreír; camina por la calle con árboles de mango, ligera como el viento, con sandalias de piso y una mochila al hombro la joven soñadora que aún con cicatrices podía sentirse alegre, le ruega no la suelte deseando se reescriban los últimos capítulos de este guión de su vida o le ayude a emprender ese viaje final.


J.Eugenia Díaz M.

martes, 8 de mayo de 2018

Soneto No.4

No puedo continuar la antología,
nuevamente la vida me revuelca 
obligando a guardar con cicatrices
al pobre corazón en una morgue.

Acaricio impaciente mi deceso,
envuelta  la memoria en sahumerios
con trozos de recuerdos del ayer
que se deslizan  suave por los muros.

Ya no puedo decirte las lesiones
que dañan mi presente, ya no importa,
pues nos quedamos solos para siempre

vagando como zombies por la casa
que ya nos quedo grande y se derrumba.
La vida se ha encargado  de achicarnos.

J.Eugenia Díaz M.