Te pude haber amado en otro tiempo,
en otro espacio, donde revolotearan
trémulas avecillas por toda nuestra piel.
Te pude dar mis noches de vigilia
y beberme contigo tantos amaneceres
rebosantes de amor;
pude haberme robado de tu boca
el café matutino sacándole lo dulce.
Pudiste haber vivido mis locuras, mis celos
y toda la ternura que crece entre mis manos.
la flecha de cupido equivoco su rumbo
alejando tu vida muy lejos de la mía,
donde solo me piensas y me sientes
dentro de tu memoria.
Hemos llegado tarde
y tuve que inventar que no exististe,
caminar y alejarme con una caja llena
de pajarillos muertos, sacudir mi cabeza
para sacar tu voz que continuaba
colmándome la mente sacándome alaridos
tan llenos de silencio.
Me tuve que quedar colgando en el camino
como tú me encontraste tan hueca y tan helada.
en otro espacio, donde revolotearan
trémulas avecillas por toda nuestra piel.
Te pude dar mis noches de vigilia
y beberme contigo tantos amaneceres
rebosantes de amor;
pude haberme robado de tu boca
el café matutino sacándole lo dulce.
Pudiste haber vivido mis locuras, mis celos
y toda la ternura que crece entre mis manos.
la flecha de cupido equivoco su rumbo
alejando tu vida muy lejos de la mía,
donde solo me piensas y me sientes
dentro de tu memoria.
Hemos llegado tarde
y tuve que inventar que no exististe,
caminar y alejarme con una caja llena
de pajarillos muertos, sacudir mi cabeza
para sacar tu voz que continuaba
colmándome la mente sacándome alaridos
tan llenos de silencio.
Me tuve que quedar colgando en el camino
como tú me encontraste tan hueca y tan helada.
J.Eugenia Dìaz M.