Huellas gastadas

Me tuve que colgar de los recuerdos
al caminar las huellas tan gastadas
que dejaron mis pasos sin memoria
y ausentes de colores los paisajes.

martes, 7 de agosto de 2018

La vida es bipolar



Que grosera es la vida al mover las crayolas
que mis dedos manejan queriendo dar imagen
al solemne silencio que nos cubre la casa;
pongo tonos en negro con gris y algo en marrón,

y ella llega cantando entre las aves,
derrochando colores con la aurora
y arcoiris de roció sobre la rosa ocre
que custodia el portal;
a los pilares grises los va poniendo azules
como unos postecitos de pastel.

Entra por la ventana de mis ojos
y mi invita a salir liberando mis miedos,
que son los que me llenan de mutismo.
A subir los peldaños hacia el puente
que me lleve de nuevo a sentir  esperanza.

Su bipolaridad  me a dejado sin fuerza
haciendome beber el salitre del llanto
y masticar tristezas.
Para después llegar, poniendo en el camino

torundas con piedritas de colores.


J.Eugenia Díaz M.

viernes, 3 de agosto de 2018

Llega otro 4 de agosto


Y llega otro 4 de agosto sigue la cuenta de un  aniversario luctuoso mas. Duele y duele mucho.
Seguramente las personas se preguntaran porque hago esto de escribirte un poema, un texto o una prosa cada año, en cada aniversario de tu fallecimiento mi gordita querida.
Lo hago porque en un anhelo afiebrado y tonto anhelo pienso que tú en donde estas puedes ver lo que te escribo, como si tuviera una platica contigo, así es que déjame decirte lo siguiente.
Erika yo no sabia que era yo una resiliente hasta que comencé a vivir junto a ti esa intensa guerra por tu salud, la que finalmente perdimos el día que decidiste bajar tus armas exhausta y desmotivada con la vida. Tú, aún con esa fuerza y serenidad que siempre tuviste nos dijiste que había llegado la hora de partir, tranquila sin llanto, con una extraña paz que nosotros no alcanzábamos a sentir  por ese intenso dolor que nos ahogaba sabiendo que nos quedábamos sin ti mi pequeña, mí Erika Adriana.
Ahora solo me queda vivir de reminiscencias tuyas como una película que pasa demasiado rápido sin lograr hacer que pase en cámara lenta, seguir empapándome de tristeza pensando que ya jamás podre llamarte en voz alta por tu nombre, porque si lo hago se que no responderás y podría ser que un pequeño dejo de locura yo trate de buscarte.
Mírame, estoy  agotada de silencios, estoy  hecha por dentro del agua salada de lagrimas  contenidas que no les he dado permiso de fugarse, pero se, que tu sabes lo que lloro por dentro cada día, cada ves que sale ese sol que tu ya no disfrutas…que ironía si el sol era tu peor enemigo por la maldita enfermedad de “Lupus”.
 Pero como tú amabas el calor que te daban sus rayos,  rebelde como eras, te dabas baños de sol cuando tú lo decidías aunque después pagaras la factura, ayudándote todos nosotros a pagar los intereses.
Se que tu me dirías si pudieras, qué no este triste, qué encienda las luces, ponga música y haga carnes asadas que la vida sigue para mi, para nosotros, tu familia, que no llore la ausencia de tus pasos, ni del viento que  nos ibas dejando en un abrazo.
Pero no puedo hacerlo, porqué soy diferente a ti mi niña, aunque hayamos compartido el mismo oxigeno y la misma sangre, tú naciste con la valentía y  fuerza de un soldado de guerra y yo solo soy una mujer que lleva en su mochila muchas guerras perdidas.
Intento trascender entre  este rio de  gente que me rodea, sintiéndome una extraña hecha de piedra.  Camino en el sendero que seguías,  deseando que en  la suelas de mis tenis se adhieran un poquito de las huellas que dejaste sin  lograrlo, es que con celo  las tienen resguardadas porque en ellas dejaste la alegría de tu vida.
Erika Adriana,  has dejado una fragante estela  con la que siempre te recuerdan  y es que al hacerlo inevitablemente se les enciende un brillo en la mirada con la nostalgia columpiando en sus sonrisas.
Hija mía, eternamente sigues viva en nuestra mente y corazón, te amamos.

J.Eugenia Díaz M.