Huellas gastadas

Me tuve que colgar de los recuerdos
al caminar las huellas tan gastadas
que dejaron mis pasos sin memoria
y ausentes de colores los paisajes.

sábado, 14 de agosto de 2021

Mimándome con el llamado del mar.


 Mimándome con el llamado del mar.

 

Amanece, dios me regala un día mas de vida abro los ojos decidida a mimarme y a disfrutarlo con gratitud, me levanto y mi inclino tocando las puntas de los dedos de mis pies.

 ¡Todavía puedo hacerlo! Ya que tengo elasticidad en mi cuerpo por el yoga que regularmente practico y sin poner atención a las dolencias físicas que pueda tener esta mañana de agosto, después de hacer estiramientos pongo la cafetera y me dirijo a darme una refrescante ducha. Hace calor debido a que estamos en pleno verano, pero como amo el café y no puedo prescindir de él, aunque me acalore un poco porque me da la energía que necesito para echar a andar el motor de mi cuerpo.

Decidí ponerme un fresco vestido de algodón y sandalias de playa, un poco de rímel en las pestañas y gloss en los labios, dejándome el pelo suelto fui hacia a la cocina por esa deliciosa taza de café que me estaba esperando.

Me dirigí a la sala bien relajada y fresca, cerrando los ojos me dispuse a esperar.

Y por fin allí estaba, caminando en la playa descalza con sandalias en mano, el viento jugaba con mi vestido, alborotando mi pelo como queriendo despejar de mi cabeza  pensamientos negativos, me quede inmóvil hipnotizada, por el inmenso azul del mar que me hacía imaginar que sus olas eran brazos invitándome a entrar y a sentirme mecida y estrechada en ese fascinante vaivén inacabable.

Aceptando su invitación camine mar adentro dejándome llenar la piel con esos besos frescos que nos deja el oleaje a su paso, me deje llevar en ese viaje donde el cuerpo flota acariciado por el mar, donde apenas eres un pequeño punto en la inmensidad del océano y nada es más grande que él, no hay lugar para problemas, angustias o tristezas si permites ser parte de ese piélago por momentos o para siempre.

El mar me espera, algún día mis cenizas estarán para siempre navegando entre sus olas.

El trino de las aves y el ladrido de mis chihuahueños me hacen abrir los ojos y regresar del viaje en donde pude consentir mi mente, vuelvo a la realidad con la energía nos da el mar dispuesta a vivir plenamente este día, brindando mi ayuda y compañía con amor a los que me rodean.

 

J. Eugenia Diaz M.

agosto 2021

domingo, 8 de agosto de 2021

Supervivencia.


 Hace unos días acompañe a mi esposo a las oficinas de Afore para el chequeo de la sobrevivencia, es un trámite para que continúe sin falla el pago de la pensión. Esto me hizo sentir que hemos llegado demasiado pronto a la etapa de vida en la que hacen este chequeo, pero es lo que hay y debemos seguir las reglas.

Ese día era temprano por la mañana, las oficinas se encuentran en el centro de la ciudad en un moderno edificio de varios pisos, nos estacionamos tres calles atrás en donde se ubica el barrio antiguo, me llamo la atención una finca urbana pintada de  color crema resaltando en azul rey el vano de la puerta, como queriendo sobresalir sobre las fincas grises a su lado, la única ventana  es de aluminio ese detalle me parece que descompone por completo la imagen arquitectónica de la casa, la ventana esta resguardada por una reja antigua y en donde antes había vidrio ahora la cubren papeles y cartón, como guardando con celo las historias que se han vivido allí.

Al observarla, he visto que le faltan pedazos de cemento en la fachada, que seguramente el paso del tiempo, el clima o tal ves la falta de mantenimiento la han dejado ese estado, esto me hizo reflexionar en el parecido que podemos tener nosotros con nuestras casas y en que como ese día acudíamos al chequeo de sobrevivencia ya más deteriorados, pero aun de pie y firmes en nuestros cimientos.

También me hizo pensar que estamos hechos de un resistente y buen material, cómo el de esa casa antigua, qué, aunque se ve algo dañada continúa dándole guerra a la vida vertiendo el poco color que aún posee a ese lánguido entorno, luchando por seguir vigente conservando en cada rincón su historia ya escrita, tratando de que lo falta por escribirse no termine con ese apagado tono gris, porqué tanto esa casa como nosotros nos debemos un final feliz en esta aventura de guerreros valientes.

 

J. Eugenia Díaz M.

miércoles, 4 de agosto de 2021

Señales este 4/agosto/2021

Ya es tarde, he tenido un día muy ajetreado y preocupante, a pesar de todo eso has estado en mi pensamiento desde que abrí los ojos. Queriendo pasar por alto la oscura hora de tu partida que siempre cada cuatro de agosto el reloj me la indica clavándome puñales de tristeza en mis ojos.

 Y aquí estoy pensando en ti en lo lejos que has quedado de mí, de nosotros, en que las cosas buenas duran poco, son tan efímeras e intangibles como tú lo eres ahora cuando intento percibir algo de tu aroma que ha quedado en alguna de tus prendas.

Esta ves llego a mis manos un pequeño papel en el que me anotaron una cita médica para tu papá, por medio de el me di cuenta que aquí estas junto a nosotros al pendiente, acompañándonos en este viacrucis que estamos viviendo.

 El día que me dieron el papel enseguida reconocí tu letra ¿y la fecha de la cita? ¿una triste coincidencia? 4 de agosto a las 9.40 a.m.

¡Tu letra, la fecha y la hora de tu partida anotadas en ese papel! Ha sido una clara señal de tu presencia, diciéndome ¡aquí estoy junto a ustedes!

Y ese taconeo de pasos apresurados que me a despertado a la seis de la mañana sin haber nadie en la calle.

Hoy a las 9.20 de la mañana el olor a cloro, medicamentos y enfermos invadió mi olfato al entrar al hospital nuevamente como años atrás cuando peregrinábamos tu y yo en los consultorios, sentí un leve mareo por la angustia de lo que estamos pasando y por los recuerdos que vienen a mí siempre que entro a los hospitales.

Extrañamente este día no he llorado tu ausencia, debe ser porque me has traído abrazada todo el día o porque buscando un equilibrio decidí dejar el sentimiento en off, no te niego que me invade la morriña al no poder ver mas la ternura en tu mirada y no vibrar con la fuerza de tu risa ni sentir el tacto de tu cálida mano sosteniéndote en mi brazo.

Abrázame muy fuerte, no me sueltes necesito nutrirme de tu fuerza para poder continuar con equilibrio emocional y ganar esta batalla.

Ayer fue cuando llovió en mis mejillas hoy te quiero sentir abrazada en mi corazón.

Te amo y te extraño mucho mi niña Erika Adriana.

 

J.Eugenia Díaz M.

4/agosto/2021