No pude regresar a mí, ya no tiembla mi cuerpo
me perdí en la ciudad del desengaño
en el cruce de calles, amargura y traición,
se congelo mi cuerpo y brotaron dos hielos,
de una mirada triste.
No puedo regresarle la pasión a una piel
con escarcha, los puentes están rotos,
aunque tomes mis manos y digas que me amas
el daño es perdurable.
Seguiré junto a ti
con paso emparejado
nuestro destino unido.
Juntando los recuerdos, los miedos y fantasmas,
decepcionados viendo pasar los días
en la casa que escurren los silencios,
tan irreconocibles, viejos y cabizbajos,
tú, con la espalda encorvada,
yo, un maniquí quebrado.
J. Eugenia Díaz M.
Fantástico, una situación que le sucede a muchas parejas, que en realidad se quieren, pero las ilusiones les faltan.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho como lo has poetizado y las imágenes bellas que has empleado en cada estrofa.
Ha sido un placer leerte Eugenia.
Un abrazo y buen domingo.
Un sutil poema de amor muy placentero de leer, Eugenia. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un poema con un cariz un poco pesimista...Al principio el amor és lindo y apasionado, pero con el tiempo se va enfriando y se vuelve un poco monótono...Pero donde hubo fuego siempre queda un rescoldo y poder llegar a viejecitos cogidos de la mano, és todo un logro...
ResponderEliminarUn beso grande , bonita.
Cuando la pasión abandona una piel es (casi) imposible recuperarla.
ResponderEliminarBesos.
Que fuertes palabras tan tristes.
ResponderEliminarPuedo sentir el latido de ti corazón desgarrado y dejarme decirte mi querida amiga Eugenia, que siento un latido muy fuerte, a pesar de el dolor. Un latido demasiado fuerte, con un ritmo de amor que pocos tienen, porque logro sentir tu mas profunda herida y las heridas purifican el alma.
Un fuerte abrazo con todo mi cariño.
Un poema tremendo pero real. Que triste cuando una parte de nosotros muere!!! Te dejo un abrazo!
ResponderEliminarNo es fácil el camino del perdón, pero si se puede , sabiendo donde buscar para sostenerse y reencontrar lo perdido.
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