Cuando paso en las
mañanas
no puedo evitar
mirarlo
detrás del aparador,
tan firme como soldado
en espera de la gente.
Tiene unos tonos
dorados
que deslumbran con el
sol
se ve suave y delicado
provoca darle un
mordisco
o dármelo de regalo.
Hoy estaba sobre un
plato
y otros dos sobre unos
dados
con chispitas de
colores,
él se mira bien armado
como esperando una
boca
temiendo lo haga
pedazos.
Es un Ferrero Rocher
un pecado condenado
para disfrutarse lento
al regreso del mercado.
J.Eugenia Dìaz M.
¡Muy bueno, Euge, se me hizo agua la boca!
ResponderEliminarUn abrazo dulce y un feliz 2019.
Hola Mirella!! Que lindo recibir tu visita en mi primera publicación del 2019.
EliminarMe encantan los chocolates solo que por la diabetes me abstengo mucho de comerlos :(
Saludos y abrazote.
Un buen sabor y grato de comer... ¡Me encantan!
ResponderEliminarAbrazos Eugenia.
¡Hola Ernesto!
EliminarSi la verdad son deliciosos, a mi encantan pero los puedo comer poco.
Feliz 2019, un fuerte abrazo.
Buen poema para comenzar el año, Eugenia...De vez en cuando un bombón nos alegra el cuerpo y el alma, amiga. A mi me encanta el chocolate negro y después de comer es todo un regalo.
ResponderEliminarEspero que hayas pasado unos días entrañables y que el año nuevo te traiga mucha salud, fortaleza e inspiración para seguir compartiendo la vida, amiga.
Mi abrazo y mi cariño, Eugenia.
Hola hermosa y querida Ma. de Jesús.
EliminarQue lindo es tener la compañía de personas queridas y entrañables como tu.
Gracias por pasar y por tus buenos deseos que pido a dios se multipliquen en ti.
Besos y abrazos enormes.
Amiga Eugenia, veo que eres un poco golosita, te gustan las cosas dulces... Y es que el bombón parece que está diciéndo, cómeme!
ResponderEliminarBesitos dulces para ti, bonita.
Un poema muy dulce, en ambos sentidos!
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