Todo llega a su tiempo
y tú has llegado justo
cuando estaba
extraviada del camino indicado,
cuando con pasos
lentos caminaba entre espinas
por ese laberinto
oscuro del destino.
Amor, tú me
encontraste y viste ese destello
que dentro de mis ojos
ya se estaba apagando,
me tomaste las manos
encendiendo un fulgor
que nos envolvió
juntos como una enredadera.
Admire tu paciencia,
tu lucha por amarme,
cuando con insistencia
remabas hacia mí,
mientras yo me alejaba
flotando a la deriva
en las espesas aguas
de hastió y desesperanza.
Me deje rescatar, me
abandone en tus brazos
sintiendo estremecerme
cuando el fuego en tu boca
incendiaba la mía volviéndome
a la vida,
fue tanta adrenalina
recorriendo mis venas
que me hizo comprender
que eras mi complemento
en mi tiempo y espacio para toda la vida.
J. Eugenia Dìaz m.