porque en mis manos hay muerte,
invierno y mucho letargo
tú me necesitas fuerte.
Están frescas las heridas
mi dolor tan solo duerme,
despertó en el nosocomio
con la tristeza en tu mente.
Si pudiera deambular
por tus sueños y te enteres,
que poseo fortaleza
que hasta el pánico convierte,
en rueda de la fortuna
para regresarte fuerte
al carrusel de la vida
sin tropiezos y con suerte.
La oscuridad nos rebasa
nos ahogan las paredes,
no nos da tregua la angustia
y tu hasta al aire le temes.
Con mirada desquiciada
llega la noche, no duermes
ni el silencio te da calma.
No temas. Por favor, vuelve.
J. Eugenia Díaz M.