Tengo necesidad y mucha hambruna
y solo pasa frente a mí el menú,
con ese aroma dulce de bebé
sin poder retenerlo entre mis brazos.
Con ojos de indigente le suplico
a la vida que ya llene este hueco
que existe en mi regazo, a la espera
de calmar la ansiedad con un arrullo.
En este loco anhelo me imagino
que viaja muy despacio en una nube
hacia mi casa, el nene tan ansiado.
Pedacito de carne, sé que existes;
una colcha amarilla está vacía
y con ternura espera acurrucarte.
Que poema mas tierno Eugenia...Tener necesidad de alguien a quin amar y acurrucar!
ResponderEliminarQuizás la colcha amarilla tenga pronto alguien a quien arropar en los días frios...
Linda amiga, un beso grande y muchas sonrisas con aroma dulce.
M. Roser hermosa amiga, gracias por tu calido abrazo siempre presente, siempre cerca.
EliminarBesos.
Toda hambre es saciada en el momento adecuado... Toda!.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Eugenia.
Ernesto, querido amigo, que tus palabras sean de profeta y así sea.
EliminarUn fuerte abrazo con mi gratitud por tu cercania.
Hola, Eugenia
ResponderEliminarQué grande es el amor. Todo lo abarca; llega a las personas y lugares más insospechados. Abre bien los brazos y el corazón, siente el cariño y el amor de todos los que te quieren y queremos.
Besotes.
Que hermosa eres Ma. Eugenia tus palabras trasmiten mucho amor y luz.
EliminarGracias por estar y ser como eres.
Besos con un abrazo de gratitud.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCuando era adolescente solía poner tal esperanza en mis deseos que la mayoria acababan por cumplirse, siempre echaba mano de ese recurso de proyectarlo en mi mente y espíritu con una fuerza tremenda, hoy he sentido esa fuerza en el trasfondo de tu tierno poema, me encanta tu manera de decir Eugenia. Si no te importa me lo llevo de viaje a mi perfil de Ggogle.
ResponderEliminarAbrazos.