Satisfecho en el parque,
aquel árbol anciano
cubierto de corteza
por marcas de la guerra cotidiana,
mutando sus colores
por brazos amputados.
Se mece con las horas y disfruta
los cambios en su brote
que destellan verdor en el espejo
hasta sus años mozos,
Moviéndose en la hierba junto a las margaritas.
aquel árbol anciano
cubierto de corteza
por marcas de la guerra cotidiana,
mutando sus colores
por brazos amputados.
Se mece con las horas y disfruta
los cambios en su brote
que destellan verdor en el espejo
hasta sus años mozos,
Moviéndose en la hierba junto a las margaritas.
J Eugenia Diaz
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