Cuanto silencio invade nuestro entorno
hoy que ya no escuchamos tu rebelde ladrido
cuando abro la nevera exigiendo
salchicha
o un trozo de papaya,
tus pequeñas patitas ya no dejan sus
huellas
al pasar presurosas camino a la
cocina.
Cuantas tardes de frio las compartimos
juntas
buscando en los rincones a la que se
nos fue,
la que cuando llegaste te acuno entre
sus brazos
y te nombro Zowi.
Pequeña chihuaheña de ojitos
pizpiretos
llegaste hace diez años en el mes de
noviembre
haciendo mucho ruido, como tu
cascabel.
Este veinte de mayo a las dos treinta
y cinco
dormiste para siempre
para viajar al cielo donde espera tu
dueña.
Nos dejas una lluvia de recuerdos
que hoy empañan mis ojos de tristeza
con un constante llanto.
Un poema que habla desde el corazón herido.
ResponderEliminarSaludos.
Gracías por su compañia Francisco Espada, estoy muy triste por la perdida de mi perrita y preocupada por Kiara su hermanita porque esta muy triste se la pasa echada muy desanimada temo que se me enferme y también muera.
EliminarA los animalitos se les toma mucho cariño, porquè si les tratas bien, ellos te devuelven el cariño con creces...Y luego se hechan de menos.
ResponderEliminarLo siento amiga, era tan chiquitito...
Un beso grande.
De verdad que lo siento, de eso ya he pasado, duele su marcha, aunque no sea humano, porque son mucho más nobles y leales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ambar