Me gustaría decirte que ya paso, que no dolerá mas, pero
no puedo, solo puedo decirte que sigas confiando en ti, aunque llueva por
dentro, porque es parte del proceso para curar heridas.
Lecciones:
Es una tarde tranquila los sonidos que vienen de las
jaulas y del gallinero invaden el patio y el jardín, donde se encuentra Eugenia
recostada en el césped buscando imágenes en las nubes, a ella le encanta hacer
esto cuando tiene oportunidad, porque la hace sentir bien imaginar que una nube
baja y se la lleva a un lugar lejano.
Esa noche su tía Maura le ha dicho que mañana, por
primera vez le tocara lavar las vasijas y los platos que se usen en el día, la
llena de temor tan solo pensar en ello
porque ya conoce el castigo cuando rompen o despostillan algo. El fregadero se
encuentra afuera de la cocina y se tienen que llenar dos cubetas de agua y
ponerlas sobre unos blocks a su altura para poder lavar las vasijas. Nuevamente
se estremece con temor deseando que no amanezca.
Amanece, y el aroma a petróleo que viene del piso de
madera le invade el olfato, Tina se ha levantado muy temprano y a empezado a
fregar los pisos; se dirige al patio donde esta el baño para asearse y comenzar
las labores que le han encomendado, como este día estará en el área de la
cocina tiene que aprender a preparar el nixtamal.
En el patio que esta frente a la cocina se prende fuego
con leños para poner a cocer el maíz con cal y preparar el nixtamal, que después
se llevara al molino para hacer la masa. Eugenia atenta observa y escucha lo
que le va diciendo su tía al mismo tiempo que ayuda a meter ramas secas a la
lumbre que ella ya encendió, habiendo preparado esto, le indica tome la cubeta
del nixtamal que se coció el día anterior y lo lleve al molino para que traiga
la masa con la que harán las tortillas para los alimentos de ese día.
Como es sábado y no hay clases, pueden hacer las cosas
con calma, cuando regresa del molino, Maura le dice que acerque la bandeja
donde preparara la masa, le va indicando como hacerlo con impaciencia por la
torpeza y lentitud de Eugenia, que debido a que sus manos son pequeñas no
pueden abarcar mucho. Esa mañana el desayuno de huevo con chorizo y frijoles
fue acompañado por las tortillas preparadas por la niña que termino con las yemas
de los dedos enrojecidas por voltear las tortillas en el comal
Los sábados y domingos no se desayunaba avena.
Hasta ahí todo iba bien, solo faltaba limpiar la
cocina y lavar las vasijas todos se fueron retirando de la mesa para continuar
con sus labores, Eugenia acerco las cubetas al fregadero y poniendo una caja de
rejas de madera se sube en ella para poder alcanzar a lavar los platos. Se dispuso
a hacer la labor de lavar, enjuagar y bajarse del cajón para llevar las vasijas
a un lavamanos para que se escurrieran, hasta que de sus manos enjabonadas resbalo un plato haciéndose pedazos, ella sintió
que el ruido que hizo el plato al
romperse se escuchó maximizado, las piernas se le aflojaron, sus manos le
temblaban y se soltó llorando en silencio con temor.
Enseguida llegaron Agustín y Tina, que preocupados la
miraban pues sabían bien lo que iba a pasar, cuando se acercó Maura, ellos rápidamente
se hicieron a un lado, mientras Eugenia seguía parada sobre el cajón de rejas,
con las manos temblando entre el jabón. Su tía no dijo nada, sólo le saco las
manos del jabón y tomando unos trozos del plato roto le raspo las manos con
ellos haciéndoselas sangrar, al mismo tiempo que le decía que le hacia esto
para que aprendiera a cuidar las cosas y a hacerse mujercita.
Eugenia aún se sobresalta con temor cuando se le rompen
un plato o un vaso.
Cuando se es niño, no se guarda rencor, solo se quedan
grabados para siempre los momentos que impactan con dolor.
Son lecciones que no se olvidan más, sin embargo, el castigo es mucho más duro que la falta. Ese rigor deja su marca. Antes el aprendizaje se hacía siempre con miedo, porque los mayores no comprendían que tanta severidad limaba la autoestima del niño. Ellos seguían el tipo de enseñanzas que habían tenido.
ResponderEliminar¡Me gustó mucho, Euge!
Un gran abrazo.
Estava leyendo el texto que me paecia simpático con una ligera sonrisa, hasta que de pronto se me heló...Hay que ver la tia Maura la mala uva que gasta, me recordó aquello de "la letra con sangre entra"...Espero que no sea autobiográfico, por la pequeña Eugenia!
ResponderEliminarMuchos besitos, bonita.
Como la tía del relato anterior, Maura es de las que es mejor tenerlas lejos.
ResponderEliminarAfortunadamente, por lo menos en las lugares más poblados hemos evolucionado en los métodos de aprendizaje, aunque es probable que en regiones despobladas del interior de nuestro país aún subsistan.