Vivian se dirigía a un famoso café de Lisboa. Se lo
habían recomendado por lo delicioso de sus pasteles, en especial los llamados
“Pastéis de Belém” ya que en el café utilizan la receta secreta originaria del *Monasterio
de los Jerónimos que fue cerrado en el año de 1834. Vivian iba a disfrutar las
dos cosas: el Pastéis de Belém y una visita al monasterio.
Mientras caminaba admirando la variedad de azulejos en las
banquetas, sonrió al observar los tenis Converse que calzaba ya que eran unos
tenis que no le agradaban mucho, pero en ese momento sus pies se lo agradecían
por lo relajados que iban, cuando, de pronto, una fina lluvia empezó a caer. Aunque
las personas corrían a refugiarse bajo los techos de los negocios, Vivían solo
subió el cierre de la chamarra y siguió su camino con las gotas de lluvia
escurriendo por su cabello y cara; estaba ansiosa por llegar a la cafetería y
probar esos pastelillos de yema de huevo, hojaldre y nata.
El aroma a café y panecillo recién horneado invadió su
olfato ¡Por fin había llegado! Disponiéndose a saborearlos entro a la cafetería
mientras afuera la lluvia dejaba caer sus gotas con nostalgia en el cristal de
las ventanas.
Sacudiendo su cabellera se dirigió a una pequeña mesa
para dos en una esquina del negocio; no esperaba a nadie, solo al sonriente
mesero de cabellera gris que se acercaba a ella con una tetera llena de
humeante y aromático café. Enseguida ella le pidió la especialidad del negocio,
los Pastéis de Belém.
El ruido de las tazas y el murmullo de voces invadió los
oídos de Vivian mientras se disponía a dar una mordida a ese delicado
pastelillo y, al hacerlo una gota de nata deslizò por la comisura de su boca para
ser recogida de inmediato de inmediato con la punta de la lengua. Vivían abrió los ojos sorprendida por el sabor
que había quedado en su boca sin haber tenido el pastelillo dentro de ella.
Todo había sido solo un sueño, porque Vivían era una
aficionada a viajar con la imaginación como si ese tipo de viajes fueran
completamente reales.
*El Monasterio es un monumento emblemático de Lisboa y cuenta con una tradicional decoración con azulejos azules.
Camino en las cornisas buscando los pedazos
de este puzle incompleto,
como mujer de sombras huyendo del vacío
me deslizo en silencio y viajo siempre viajo,
en un intento vano de alejar los barrotes
que mi mente me encierra.
Respiro los caminos, la gente y sus vivencias
me acerco de puntillas a los sabios ancianos
necesito consejo, un sahumerio quizás
que despeje la niebla y sacuda las hojas
donde late la vida de una nueva mujer
que viaja y deja huella alejando lo oscuro.
J.Eugenia Diaz M.
23/06/2019
El poema es precioso, Euge. El relato también, pero tendrías que hacerle algunas correciones de puntuación. Te pongo un ejemplo:
ResponderEliminar"Vivian se dirigía a un famoso café de Lisboa. (punto) Se lo habían recomendado por lo delicioso de sus pasteles, en especial los llamados “Pastéis de Belém”. (punto) En el café utilizan la receta secreta originaria del monasterio de los Jerónimos, (coma) que fue cerrado en el año de 1834."
Espero no te moleste la sugerencia, la puntuación le da ritmo a un texto.
Un abrazo enorme.
Hola mi querida Mirella, muchas gracias oor pasar y por tus acertadas correcciones, que penaa debi haberlo posteado antes en el talle de critica iteraria Ultraversal.
ResponderEliminarSeguire tus sugerencias y lo corregire.
Besitos.
Hay que ver la de cosas que tuvo que aguantar para comerse el pastel soñado...Supongo que valió la pena!Aunque solo fuera un sueño. También es una bonita manera de viajar...Quizás los viajes en sueños sean una forma nostálgica de hacer-lo.
ResponderEliminarPrecioso el poema.Todos necesitamos cosas, sobrtodo consejos para ir por la parte de la vida donde brilla la luz.
Un beso grande , amiga.
Hola mi querida M.Roser, la mente es muy poderosa nos ayuda a volar,a viajar y hasta saborear pastelillos ;)
EliminarGracias por tu cálida visita.
Besitos.
La imaginación es una herramienta más que utilizamos para navegar en las corrientes de la vida.
ResponderEliminarAbrazos Eugenia.
Hola Ernesto, agradezco tu compañía y si la imaginación es maravillosa cuando la sabemos emplear sin hacernos daño.
EliminarSaludos y abrazos.
Lisboa... qué ganas de conocerlo... me ha encantado tu relato.
ResponderEliminarY la poesía es bellísima, Eugenia, viajando sobre la fantasía.
Besos enormes.
Hola Maria Dorada, encantada con tu comentario y compañía y muy agradecida.
EliminarBesos y abrazo.
Muy buen relato Euge! El final sorpresivo refuerza el texto.
ResponderEliminarTambién el poema me gustó.