Detrás de la cortina de esta constante lluvia
difuminada y grácil, te descubro.
Me encandila la luz que hay en tus ojos frescos,
introduzco la mano en el chubasco
y me tomo del borde de tu cuerpo, antes mío,
que siento tan extraño y diferente.
Encuentro tus sandalias
y deslizo mis pies dentro de ellas
sintiendo recorrerme la energía de tus años tan mozos
caminando con garbo.
Transito nuevamente huellas enmohecidas,
como una loba hambrienta que busca reencontrar
su cálida guarida,
aspiro con anhelo buscando aquel aroma de mi cuna,
olor a fruta dulce y a café,
a zacate quemado y a la brisa del mar.
Cómo es que me he extraviado,
igual que mi sonrisa entre gotas de lluvia.
Con apagado ruego le suplico
a la etérea silueta, que me regrese a ella.
J.Eugenia Diaz M.
El reencuentro no parece real, más bien està hecho de recuerdos tan presentes, como para compartir sandalias...Y seguramente la lluvia ayuda a tenerlos mas presentes, pues siempre nos regala gotas de melancolia!
ResponderEliminarMuchos besos y sonrisas, linda amiga.
Hola hermosa amiga, muchas gracias por acompañarme y dejarme sentir tu presencia y tu cariño.
EliminarBesos con un gran abrazo.